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Baile interminable
En su práctica, que relaciona fuertemente la instalación y el dibujo, Lanzarini toma como punto de partida imágenes y situaciones que están grabadas en su propia memoria, pero las proyecta sobre el papel o la pared de la galería entrelazadas con imágenes de nuestra vida cotidiana que recibimos y compartimos todos los días a través de las cadenas internacionales de noticias y redes sociales. Son personajes que emergen desde su memoria afectiva a los que Lanzarini parece dibujarles su gracia y exhibirlos al público como si fuera un “casting de talentos”.
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