Tinta sobre papel
En los dibujos de Lanzarini reconocemos que se mezclan burócratas, políticos, religiosos, artistas y obras de arte que trazaron la historia del siglo XX. Los compartimos y los vemos a la luz de nuestros recuerdos como absurdos y pesadillescos. Como en una pintura bizantina no hay lugar para un punto de vista perspectivo, pasado y presente conviven en un mismo plano.
Sus personajes sobreexpuestos viven en una situación constante de urgencia frenética, parecen estar jugando un papel, pero ni ellos ni nosotros sabemos exactamente cuál es. Bailan, posan, desfilan, dan discursos, exhiben sus exuberantes cuerpos con sensualidad y desenfado. Lanzarini retrata el mundo actual desde la realidad que habita en su memoria de una vida barrial, donde todo estaba expuesto en la calle porque las casas eran pequeñas, o se llovían, o se inundaban.